martes, 1 de marzo de 2011

Miguel Ángel Buonarotti


Michel angelo di Lodovico Buonarroti Simoni, conocido en español como Miguel Ángel, fue un escultor, arquitecto y pintos italiano renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la historia tanto por sus esculturas como por sus pinturas y obra arquitectónica.
Desarrolló su labor artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas, la familia Médicis de Florencia, y los diferentes papas romanos.


Triunfó en todas las artes en las que trabajó, caracterizándose por su perfeccionismo. La escultura, según había declarado, era su predilecta y la primera a la que se dedicó; a continuación, la pintura, casi como una imposición por parte de Julio II, y que se concretó en una obra excepcional que magnifica la bóveda de la Capilla Sixtina; y ya en sus últimos años, realizó proyectos arquitectónicos.
Nació en 1475, en Caprese, una villa de la Toscana. Fue el segundo de cinco hijos varones de Ludovico di Leonardo Buonarroti di Simone y de Francesca di Neri del Miniato di Siena. Su madre murió cuando Miguel Ángel tenía seis años. 

La decadencia económica empezó con el abuelo del artista, y su padre, que había fracasado en el intento de mantener la posición social de la familia, vivía de trabajos gubernamentales ocasionales. Regresaron a Florencia, donde vivían de unas pequeñas rentas procedentes de una cantera de mármol y una pequeña finca que tenían en Settignano, pueblo donde Miguel Ángel había vivido durante la larga enfermedad y muerte de su madre; allí quedó al cuidado de la familia de un picapedrero.

El padre le hizo estudiar gramática en Florencia con el maestro Francesco da Urbino. Miguel Ángel quería ser artista, y cuando comunicó a su padre que deseaba seguir el camino del arte, tuvieron muchas discusiones, ya que en aquella época era un oficio poco reconocido. Ludovico di Leonardo consideraba que aquel trabajo no era digno del prestigio de su linaje. Gracias a su firme decisión, y a pesar de su juventud, consiguió convencerlo para que le dejara seguir su gran inclinación artística.

Desde muy joven manifestó sus dotes artísticas para la escultura, disciplina en la cual empezó a sobresalir. Con doce años y gracias al consejo de Francesco Granacci, otro joven que se dedicaba a la pintura, entró en el taller de los famosos Ghirlandaio.
Allí permaneció como aprendiz durante un año, pasado el cual, bajo la tutela de Bertoldo di Giovanni, empezó a frecuentar el jardía de San Marcos de los Médicis, donde estudió las esculturas antiguas que había allí reunidas. Sus primeras obras artísticas despertaron la admiración de Lorenzo el Magnífico, que lo acogió en su Palacio de la Via Longa, donde Miguel Ángel se encontró con Angelo Poliziano y otros humanistas del círculo de los Médicis, como Giovanni Pico della Mirandola y Marsilio Ficino. Estas relaciones lo pusieron en contacto con las teorías idealistas de Platón, ideas que acabaron convirtiéndose en uno de los pilares fundamentales de su vida y que plasmó tanto en sus obras plásticas como en su producción poética.

Recorrido artístico
En Bolonia esculpió diversas obras bajo la influencia de la labor de Jacopo della Quercia. Pero después decidió partir hacia Roma, ciudad donde triunfó. Allí inició una década de gran intensidad artística, después de la cual, con treinta años, fue acreditado como un artista de primera línea. A los veintitrés años talló la "Piedad" del Vaticano, y posteriormente realizó el "Tondo Pitti". De la misma época es el cartón de "La batalla de Cascina", pintado para la Señoria de Florencia, y "el David", obra cumbre de la escultura, de una gran complejidad por la escasa anchura de la pieza de mármol, que fue colocado delante del palacio del Ayuntamiento de Florencia y se convirtió en la expresión de los supremos ideales cívicos del Renacimiento.


Más tarde, Julio II le encargó la realización de su monumento fúnebre: Miguel Ángel proyectó un complejo arquitectónico y escultórico monumental en el cual, más que el prestigio del pontífice, se loaba el triunfo de la Iglesia. El escultor, entusiasmado con esta obra, permaneció en Carrara durante ocho meses para ocuparse personalmente de la elección y la dirección de la extracción de los mármoles necesarios. Desgraciadamente, al regresar a Roma, el papa había dejado a un lado el proyecto del mausoleo, absorbido como estaba con la reforma de Bramante en la Basílica de San Pedro. Miguel Ángel, contrariado, abandonó Roma y se dirigió a Florencia, pero después de numerosas llamadas del pontífice que, hasta le llegó amenazar con la excomunión, se reunió con él en Bolonia.

Miguel Ángel aceptó dirigir la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina
. En esta obra ideó una grandiosa estructura arquitectónica pintada, inspirada en la forma real de la bóveda. En el tema bíblico general de la bóveda, Miguel Ángel interpuso una interpretación neoplatónica del Génesis y dio forma a un tipo de interpretación de las imágenes que consiguieron ser un símbolo del arte del Renacimiento.

Después de la muerte de Julio II, el artista hizo un segundo intento de seguir con la obra del mausoleo del pontífice. Con este propósito esculpió las dos figuras de "los Esclavos" y "el Moisés", que reflejan una atormentada energía.

Finalmente, después de la muerte de Bramante y de Rafael Sanzio, Miguel Ángel consiguió la total confianza del papado.

El gran retardo con que Miguel Ángel obtuvo en Roma el reconocimiento oficial fue atribuido a la heterodoxia de su estilo. Le faltaba el “decòrum”; el respeto por la tradición.

Por encargo de León X
, Miguel Ángel inició la fachada de la Basílica de San Lorenzo. Al terminar, Miguel Ángel trabajó en Florencia y construyó la Sacristía Nueva de San Lorenzo y la Biblioteca Laurenciana, en especial su escalera.

Al encontrarse a disgusto con la nueva situación política que se había instaurado en Florencia, abandonó la ciudad y se estableció en Roma, donde aceptó el encargo de Clemente VII para trabajar en el altar de la Capilla Sixtina
 y donde, realizó el magnífico "Juicio Final". Fue haciendo obras para la tumba de Julio II, y los frescos de la Capilla Paulina que representan "La conversión de San Pablo" y la "Crucifixión de San Pedro".

Últimos años
Durante los últimos veinte años de su vida, Miguel Ángel se dedicó sobre todo a trabajos de arquitectura: dirigió las obras de la Biblioteca Laurenziana de Florencia y, en Roma, la remodelación de la plaza del Capitolio, la capilla Sforza de Santa María Mayor, y la finalización del Palacio Farnesey y de la Basílica de San Pedro del Vaticano. De esta época son las últimas esculturas como "la Piedad Palestrina" o "la Piedad Rondanini", así como numerosos dibujos y poesías de inspiración religiosa.

El proyecto de la basílica vaticana, en el que trabajó durante los últimos años de su vida, simplifica el proyecto que concibió Bramante. Miguel Ángel creaba espacios, funciones que engloban los elementos principales, sobre todo la cúpula, elemento director del conjunto.

Primeras obras
Sus primeros dibujos fueron estudios sobre los frescos góticos de Masaccio y Giotto; entre las primeras esculturas se cree que hizo una copia de una Cabeza de fauno.

Los primeros relieves fueron "la Virgen de la escalera" y "la batalla de los centauros", en los que ya hay una clara definición de su estilo. Se muestra el claro heredero del arte florentino de los siglos XIV y XV, a la vez que establece una vinculación más directa con el arte clásico. En el relieve de mármol de "La batalla de los centauros" se inspiró en el libro XII de "La Metamorfosis" de Ovidio y se muestran los cuerpos desnudos en pleno furor del combate, entrelazados en plena tensión, con una anticipación de los ritmos serpenteantes tan empleados por Miguel Ángel en sus grupos escultóricos.

 La otra escultura, "la Virgen de la escalera", presenta un cierto esquema parecido a las de Donatello, pero en la cual se muestra toda la energía de la escultura de Miguel Ángel, tanto en la forma del tratamiento de los planos de la figura como en su contorno tan vigoroso y la anatomía del niño Jesús con la insinuación del contrapposto.
También realizó la escultura de un
 "Hércules" de mármol en su casa paterna; escogió este tema porque Hércules era, desde el siglo XIII, uno de los patrones de Florencia. 

La Florencia gobernada por Piero de Médici, hijo de Lorenzo el Magnífico, no satisfacía a Miguel Ángel, que viajó a Bolonia en octubre de 1494, donde descubrió los plafones en relieve de la puerta de San Petronio de Jacopo della Quercia, un maestro escultor del gótico tardío, del cual integra en su estilo los amplios pliegues de las vestiduras y el patetismo de sus personajes. Recibió el encargo de parte de Francesco Aldovrandi, de realizar tres esculturas para completar la sepultura del fundador del convento de San Domenico Maggiore, llamada Arca de Santo Domingo, para la que esculpió un "Ángel" porta candelabro, arrodillado que forma pareja con otro realizado por Niccolò dell'Arca, además un "San Próculo" y un "SAn Petronio".

En Florencia, talló dos obras: un "San Juan Niño" y un "Cupido durmiente". Del San Juan no se sabe mucho; hay tres indicaciones de dónde puede estar la obra, pero nada más. Del "Cupido durmiente", se explica que fue enterrado para conseguir darle una pátina antigua y venderlo al cardenal de San Giorgio, Raffaele Riario, como pieza auténtica, sin saberlo Miguel Ángel. 

Las tumbas de los Médici
El papa Clemente VII, hacia el año 1520, le encargó el proyecto para las tumbas de sus familiares Lorenzo el Magnífico, padre de León X, y su hermano Juliano, (padre de Clemente VII), y dos tumbas más para otros miembros de la familia: Juliano II y Lorenzo II, en la sacristía de la basílica de San Lorenzo de Florencia. El papa le propuso cuatro sepulcros, uno en cada pared de la planta cuadrada de la sacristía, una Virgen con Niño y las imágenes de los santos Cosme y Damián, que tenían que estar colocados en el centro de la estancia sobre un altar.
Una vez aprobado el proyecto, no se empezó a realizar hasta 1524, cuando llegaron los bloques de mármol de Carrara. Miguel Ángel aplicó las esculturas al lado de la arquitectura de las paredes; todas las molduras y cornisas cumplen la función de sombra y luz y, se componen de un sarcófago curvilíneo sobre las que hay dos estatuas con la simbología del tiempo. En la de Lorenzo, "el Crepúsculo". Encima de la tumba de Juliano están las alegorías de "la Noche", que anuncia la paz suprema y "el Día". 

Los retratos de estos personajes de la casa Médicis, que los esculpe junto a las obras de cada uno, son más espirituales que físicos, se muestra más el carácter que no la apariencia material.


Miguel Ángel realizó también la escultura de "la Virgen y el Niño", que es símbolo de vida eterna y está flanqueada por las estatuas de "San Cosme y San Damián", protectores de los Médici, ejecutadas sobre modelo de Buonarroti, respectivamente por Giovanni Angelo Montorsolo y Raffaello da Montelupo
. Aquí están enterrados Lorenzo el Magnífico (primer mecenas de Miguel Ángel) y su hermano Juliano.

Para estas tumbas esculpió también un "Joven en cuclillas"
 de mármol, que representa un joven desnudo, doblado sobre sí mismo; quería representar las almas de los "no nacidos". 
Una vez aprobado el proyecto, no se empezó a realizar hasta 1524, cuando llegaron los bloques de mármol de Carrara. Miguel Ángel aplicó las esculturas al lado de la arquitectura de las paredes; todas las molduras y cornisas cumplen la función de sombra y luz y, se componen de un sarcófago curvilíneo sobre las que hay dos estatuas con la simbología del tiempo. En la de Lorenzo, "el Crepúsculo". Encima de la tumba de Juliano están las alegorías de "la Noche", que anuncia la paz suprema y "el Día". 

Los retratos de estos personajes de la casa Médicis, que los esculpe junto a las obras de cada uno, son más espirituales que físicos, se muestra más el carácter que no la apariencia material.


Miguel Ángel realizó también la escultura de "la Virgen y el Niño", que es símbolo de vida eterna y está flanqueada por las estatuas de "San Cosme y San Damián", protectores de los Médici, ejecutadas sobre modelo de Buonarroti, respectivamente por Giovanni Angelo Montorsolo y Raffaello da Montelupo
. Aquí están enterrados Lorenzo el Magnífico (primer mecenas de Miguel Ángel) y su hermano Juliano.

Para estas tumbas esculpió también un "Joven en cuclillas" de mármol, que representa un joven desnudo, doblado sobre sí mismo; quería representar las almas de los "no nacidos".

Obra pictórica
La primera obra pictórica la empezó con doce años y fue “El tormento de San Antonio”. 
El artista recibió de Julio II el encargo de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina; aceptó y concluyó los frescos cuatro años más tarde, tras un solitario y tenaz trabajo. El proyecto del papa era la representación de los doce apóstoles, que Miguel Ángel cambió por uno mucho más amplio y complejo. Ideó una grandiosa estructura arquitectónica pintada, inspirada en la forma real de la bóveda.
Al tema bíblico general de la bóveda, Miguel Ángel interpuso una interpretación neoplatónica con la representación de nueve escenas del Génesis, cada una rodeada por cuatro jóvenes desnudos, junto con doce profetas y las sibilas. Un poco más abajo se encuentran los antepasados de Cristo

Para empezar, hizo quitar los andamios que había colocado Bramante y puso unos nuevos diseñados por él. Su primer fresco fue “El Diluvio”. 

Obra arquitectónica
Se le encargó la urbanización de la plaza del Capitolio o "Campidoglio". Miguel Ángel, para que hubiera una visión unitaria, dispuso el Palacio de los Senadores (sede del ayuntamiento) en el fondo de la plaza, con unas escalinatas tangentes a la fachada; y delimitada a los lados por dos palacios: el Palazzo dei Conservatorio y el llamado Palazzo Nuevo construido ex-novo, ambos convergentes hacia la escalera de acceso al Capitolio. Los edificios fueron dotados de un orden gigante con pilastras corintias en la fachada, cornisas y arquitrabes, y proyectadas divergentes, no paralelas, de manera que la plaza quedaba en forma de trapecio, para conseguir la ilusión óptica de más profundidad.
El motivo empleado en el pavimento de la plaza, se diseñó con una retícula curvilínea inscrita en una elipse centrada en el basamento de la estatua de Marco Aurelio, y dividida en doce secciones, que recuerda el símbolo usado en la antigüedad para los doce signos del zodiaco, en alusión a la cúpula celestial. También es una referencia a la arquitectura cristiana, con el símbolo de los doce apóstoles. El tratamiento que hizo Miguel Ángel se parecía al tipo de "schemata" medieval para coordinar el ciclo lunar con otras interpretaciones como las horas y el zodiaco.

Miguel Ángel fue nombrado arquitecto de la basílica de San Pedro
. Cuando Miguel Ángel recibió el encargo de las obras, hizo ligeras variaciones, reduciendo las cuatro esquinas del cuadrado para que las áreas más pequeñas pudieran tener luz directa; suprimió el anillo con columnas y le dio un perfil más elevado. Al suprimir las torres, la cúpula se convirtió en el elemento predominante. 

 Basílica de San Pedro


Dibujos
Los dibujos de Miguel Ángel forman un conjunto muy numeroso e importante. Los primeros dibujos atribuidos al artista son las copias realizadas en la basílica florentina de la Santa Croce, del "Tributo y la Consagración de Masaccio" y el dibujo del "Alquimista", de invención propia.

En el dibujo de “La Piedad” que le regaló a Vittoria Colonna, la transformación de Miguel Ángel es evidente en el estilo. En esta obra, la figura de Cristo está tratada con mucha delicadeza, buscó la simetría orgánica con su madre María mirando hacia el cielo; ella extiende los brazos medio en cruz hacia arriba, mientras su Hijo los deja caer hacia abajo, todo en una composición simétrica que refuerzan las dos figuras laterales de unos niños y la cruz del fondo, que parte en dos mitades iguales el cartón y que tiene una inscripción sacada de Cantos de "El Paraíso de Dante".

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